Hermano Lizardo
En todas las culturas religiosas se enseña a ser caritativos con los demás seres humanos. Dar al necesitado es prioridad en algunas doctrinas y la cristiana no es la excepción. En la Epístola del Apóstol Santiago, dice que la fe sin obras no vale.
Es importante dar, no de lo que nos sobra, sino de lo que nuestra conciencia nos indique. Acostúmbrese a dar comida al que la necesite, posada al transeúnte, ropa al andrajoso, flores a una mujer.
Algunos creen que solo se debe dar dinero, o cosas materiales, pero no es así; dar un buen concejo a tiempo es un maravilloso regalo para quien está sediento del mismo; dar un abrazo a un afligido es un aliciente magnífico que lo agradecerá toda la vida.
Recuerde que debemos sembrar para recoger. Y no crea que nos devolverá aquel a quienes hemos dado. Muchas veces solo recibimos de esas personas agravios y sinsabores, pero en cambio, otras personas nos darán también a nosotros, si cultivamos el hábito de la caridad.
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