Hermano Lizardo
Las almas de los difuntos son en su mayoría milagrosas. No obstante, para que puedan hacer milagros, estos espíritus o almas deben encontrarse en los Quintos Apurados, en lo que conocemos como el eterno descanso.
Ya hemos dicho en otros artículos, que la mayoría de espíritus o almas de las personas fallecidas no llegan de inmediato a los Quintos Apurados, porque al morir no son conscientes de este acto y permanecen mucho tiempo divagando por el mundo material.
Pero cuando estas almas se sitúan en ese lugar de placidez, de calma, a descansar plenamente, entonces cualquier persona puede invocar ese espíritu y este realizará el milagro que se solicite.
Para saber si una alma no se encuentra todavía en los Quintos Apurados, es preciso que una persona experta, que pueda comunicarse con los espíritus, realice una sesión espiritual de invocación y corrobore si ya está en este lugar de descanso eterno.
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